Eres tú el príncipe azul que yo soñé.
Eres tú, tus ojos me vieron con ternuras de amor.
Y al mirarme así el fuego encendió mi corazón
y mi ensoñación se hará realidad y te adoraré
como aconteció en mi sueño ideal.
Princesa Aurora
La Bella Durmiente.
Hoy quiero hablar de ese fenómeno
electroquímico que llamamos enamoramiento, de acuerdo con muchos
expertos en la materia, el enamoramiento es un proceso químico que puede
durar desde tres días hasta tres años, cuando ocurre tenemos tantas
endorfinas en el cuerpo que podemos volar, nuestra piel cambia y todo se
vuelve radiante, sin embargo, de acuerdo a los entendidos en el tema:
psicólogos, neurólogo y terapeutas de pareja en realidad estamos enamorados de una proyección de nosotros que no existe afuera, es decir el o ella no son reales, son sólo una creación de nuestra necesidad de enamorarnos.
Me gusta mucho la forma como lo describe Jorge Bucay y Silvia Salinas, en el libro “Amarse con los Ojos Abiertos”
donde plantean que cuando pasamos por el proceso de enamoramiento nos
negamos a ver los defectos del otro y magnificamos todas nuestras
virtudes en esa persona, además de mostrar para la persona que deseamos
conquistar lo mejor de nosotros.
De acuerdo con Esther y Jerry Hicks en su maravilloso libro “El Vórtice”
si nos esforzáramos en ver las cosas buenas que compartimos con nuestra
pareja probablemente reñiríamos menos, si recordáramos como tratábamos a
nuestra pareja al principio, volveríamos a enamorarnos nuevamente de la
misma persona, pero el punto es que en realidad enamorase y amar no es
la misma cosa.
Amar es un compromiso en el que me
involucro concientemente y voy construyendo la relación, cuando amo
reconozco los defectos de la otra persona y reconozco así mismo mis
propios defectos, acepto que las relaciones perfectas no existen y que
las relaciones son para crecer como individuos y parejas, entiendo que
cada día la relación va teniendo cambios y que hay que afrontarlos
preguntándonos constantemente, que cosas puedo aprender, en donde soy
mejor si resuelvo ese punto en particular, y donde están mis propias
zonas grises, pero lamentablemente esto no nos gusta.
Entonces nos enamoramos, terminamos con
la relación en la que veníamos, o somos infieles y destruimos todo lo
que hemos construido en una relación de años de construir poco a poco,
para ir en busca de una nueva repetición del proceso de enamoramiento
sin cambiar lo que esta dentro de nosotros, porque hacer el cambio
interno requiere trabajo personal y entonces nos encanta la canción del
príncipe Aladim
Yo te quiero enseñar
Un fantástico mundo
Ven Princesa y deja a tu corazón soñar
Yo te puedo mostrar
Cosas maravillosas
Ven Princesa y déjate llevar a un mundo ideal
Así la responsabilidad de mi crecimiento
personal la tiene una persona externa a mi. Responsable de mi
felicidad, decidimos entonces creer en el “Tú eres todo para mI”, ó “Un mundo en el que tú y yo, Podamos decidir cómo vivir, Sin nadie que lo impida”
sólo que eso no es posible, pues la única persona en el mundo
responsable de mi propia felicidad soy yo y solo yo y mientras no decida
sanar mis emociones seguiré buscando en mi pareja sanar aquello que
debo sanar yo misma.
En
Constelaciones Familiares sabemos que todo aquello que no he resuelto
con mis padres lo voy a traer a la relación de pareja para sanarlo,
también sabemos que es muy fácil culpar a la pareja de lo que esta
ocurriendo en nuestro interior, pero nuestra pareja no es mi papá ni mi
mamá y no puede satisfacer lo que en su momento mis padres no pudieron,
así que sólo me queda el trabajo de crecer como persona y sanar mis
heridas, para poder ser feliz con y sin pareja.
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